La Historia y sus períodos

Cuando hablamos de Historia debemos distinguir entre Historia e Historiografía, aunque frecuentemente se confundan los términos. La Historia es la Historia propiamente dicha, mientras la Historiografía es el conocimiento histórico.

La Historia se puede dividir en base a sus ámbitos temáticos o a su cronología. En base a sus ámbitos temáticos, según los aspectos estudiados, existen distintas especializaciones de la Historia: Historia del Derecho, Historia Económica, Historia de la Cultura, Historia Eclesiástica e Historia de las Mentalidades. Respecto a la cronología, tenemos los clásicos períodos: Prehistoria, Antigüedad, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea. Los períodos históricos, en palabras de Juan Ignacio Ruiz de la Peña, son algo así como un mal necesario. Es preciso dividir la Historia cronológicamente para acotar un área determinada de estudio e investigación.

Pero la Historia es un continuo. No existen períodos netamente definidos. Pero no se puede negar que existen períodos históricos, pero el final de uno y el inicio del siguiente es algo que no es nada nítido. El mundo que contempla un hombre medieval no es el mismo mundo que contempla un hombre del Alto Imperio Romano. Lo que sí se puede afirmar es que existe una transición y el paso nunca es brusco. Decir que la Edad Media abarca del año 476 al 1453 puede ser una referencia, pero no es nada más que eso. En cambio, decir que la Edad Media empieza cuando acaba la Antigüedad y termina cuando empieza el Renacimiento, es una auténtica definición. Además, se tiene que tener en cuenta que entre la Antigüedad y la Edad Media y entre ésta y el Renacimiento existen unos períodos inciertos de transición, más o menos largos. Además otra particularidad de esta definición es su carácter regional. No es lo mismo la Edad Media para el Mediterráneo, que para China o el Islam. Lo mismo ocurre con las distintas especializaciones históricas, no son los mismos períodos para la Historia jurídica e institucional que para la Historia de la Iglesia. A pesar de lo imperfecto de su planteamiento, los períodos han sido útiles en el estudio de la Historia.

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